La violencia infantil en África ligada a creencias de brujería
En el siglo XIX, África era una fuente de materias primas para el continente europeo, que comenzaba con su colonización. En lo que refiere al ámbito religioso, este colonialismo llevó consigo la cristiandad, produciéndose una fusión entre el animismo africano y el pensamiento cristiano. Desde ese momento aparece una iglesia que propaga el cristianismo, pero con base y métodos animistas. De ahí que la mayoría de creyentes potenciales a cometer maltrato, en este caso infantil, vía exorcismo y acusaciones de “niños brujos”, sean católicos o de la iglesia de pentecostés. De esta forma, cuando por problemas en el ámbito familiar, recurren a una iglesia en busca de ayuda espiritual, el pastor o sacerdote hace especial referencia al diablo como justificación a sus problemas, desencadenando y ahora de forma animista, una acusación a uno de los menores de la familia como causante de sus desgracias.
“El maltrato infantil causa alteraciones en la salud mental y física que perduran toda la vida, y sus consecuencias a nivel socioprofesional pueden, en última instancia, ralentizar el desarrollo económico y social de un país” OMS (2016)
Hoy en día, quienes más beneficio saca de estas acusaciones son, en su mayoría, pastores de la iglesia de Pentecostés: una vez detectan a un menor que se puede ligar a algún tipo de desgracia en su entorno familiar, actúan. Les dicen a sus padres que tienen un “niño brujo” y que es necesario expulsar el mal que lleva dentro, de lo contrario seguirán ocurriendo desgracias. El pastor se ofrece a realizar un exorcismo al niño a cambio de un módico precio, si los familiares están dispuestos a pagar comienza un periodo de torturas, si no lo están, comienza un periodo de abandono y aislamiento.
Actualmente la tasa de los considerados “niños brujo” asciende. En estos casos, a los niños les torturan, les echan de casa y se les aísla, muchos de ellos llegan a morir. Cada vez más niños y niñas son acusados de brujería, si en la casa familiar ocurre alguna desgracia, lo más fácil es acusar a un niño de esta situación. Varias ONG que trabajan por el cuidado a la infancia han alarmado sobre la cada vez más frecuente acusación de “niños brujo”.
En este momento, más de la mitad de la población africana son niños y el 20% de ellos tienen problemas de desarrollo tanto físico como intelectual que les hace aún más vulnerables a las acusaciones por brujería. Estos problemas de desarrollo desembocan en desnutrición, vientres inflamados, síndrome de Down, megaloencefalia, albinismo, etc, que se consideran una maldición dentro de la unidad familiar que debe atajarse de una sola forma.
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